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ESCALOFRÍOS CON ALEXA- MENSAJE ATERRADOR

Mensaje Aterrador


Confesión por Federico Puente


Saludos, mi nombre es federico, tengo 56 años de edad y sobra decir que no me llevo bien con la tecnología, tampoco es una relación tan tormentosa, pero definitivamente no puedo hacer muchas cosas con fluidez, así que una noche que Alexa me dio un mensaje horripilante, al principio pensé que era solo una mala broma de una de mis hijas que vive en Minesota mientras yo lo hago en Florida. Me encontraba solo en mi casa, envuelto en un silencio perturbador. Mientras me preparaba para ir a la cama, decidí revisar mi teléfono una última vez antes de apagarlo.


De repente, recibí una notificación de un mensaje de texto. El remitente era desconocido y el contenido del mensaje era simplemente un texto que decía: "Te estoy observando". Esas palabras me hicieron temblar un poco, pero como conocía la naturaleza bromista de mi hija, pensé que sería ella abusando de que yo no tenía idea de la tecnología y que de hecho en las últimas vacaciones me tuvo que instalar una Alexa que otro de mis hijos me había regalado y que llevaba meses en el desván.


Le escribí a Mariana y ella me contestó que no, de hecho me mandó un audio asustada, me dijo que por favor cerrara todas las ventanas, y que apagara todos los aparatos, que ella no podía ir, pero le diría a Lorena, otra de las niñas, que me visitara lo más pronto posible. Ella estaba a una media hora de mi casa, así que no le sería tanto problema, pero no me gustaba que saliera tarde. Le dije que no había problema en otro audio, pero ella añadió que no, que tenía que ir de urgencia alguien a ver qué pasaba.


Un escalofrío recorrió mi espina dorsal mientras leía esas palabras. ¿Quién podría estar enviándome este mensaje aterrador en medio de la noche? Traté de mantener la calma y convencerme de que era solo una broma de mal gusto. Sin embargo, la sensación de estar siendo observado persistía, y una sensación de terror se apoderó de mí. Como dijo mi hija, decidí revisar todas las puertas y ventanas de mi casa para asegurarme de que estuvieran cerradas y bloqueadas. Cada crujido del suelo o sombra fugaz fuera de mi ventana me llenaba de paranoia. La oscuridad parecía jugar con mi mente, convirtiendo cada sombra en una posible amenaza.


Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba mantener la calma, solamente tendría que esperar media hora y Lore estaría acá, podría ver su rostro tranquilo y eso me ayudaría a saber que no había cosa de qué preocuparme, o al menos eso era lo que me estaba planteando, esa era mi esperanza ante lo que estaba sucediendo, entonces Alexa me avisó que tenía una llamada, justo cuando pensaba que la noche no podía volverse más aterradora, otra notificación me avisó con una voz que parecía sacada de un modificador de audio que estaba más cerca de lo que creía. Por el tono podría ser un hombre, pero para el caso, cualquier persona podría estarme amenazando sin ninguna forma de distinguir qué era lo que en verdad estaba sucediendo.


El pánico se apoderó de mí. ¿Cómo era posible que alguien estuviera tan cerca de mí sin que me diera cuenta? Mi mente corría desesperadamente tratando de encontrar una explicación lógica, pero todo lo que encontraba eran pensamientos perturbadores y terrores imaginarios. Fue entonces que le pedí al aparato que marcara a Lorena para saber si ya casi llegaba, a lo que ella, extrañada me mencionó que no, que justo cuando iba de salida Mariana le mandó un mensaje mencionando que todo estaba bien, le dije que estaba seguro que era el extraño y que mejor se quedara en casa, no había por qué arriesgarnos a que una persona malvada nos dañara a los dos, me contestó que le llamaría a Mariana enseguida, mientras yo debía marcarle a la policía y su esposo haría lo mismo en un santiamén. Decidí llamar a la policía, pero al levantar el teléfono me di cuenta de que no había tono de marcado. Miré la pantalla y vi que no tenía señal. Me sentí completamente aislado y vulnerable. Mientras me encontraba en ese estado de confusión total, Alexa comenzó a tocar canciones extrañas, como si se tratara de una pesadilla, sonidos escalofriantes salían de todas direcciones de mi casa gracias a las bocinas instaladas en todos los puntos.


El tiempo parecía haberse detenido mientras esperaba en la oscuridad, esperando cualquier señal de peligro inminente. Cada sombra y cada sonido me mantenían en alerta máxima. Mis pensamientos se volvieron confusos y paranoicos, y la sensación de que alguien estaba acechándome se hizo más intensa. Después de varios minutos escuché que alguien estaba abriendo la puerta. Fui directo a la cocina por un cuchillo, pensé que si iba a acabar mis días, mejor que fueran luchando y no agazapado en una esquina, justo cuando se abrió la puerta estuve a punto de lanzar el arma a la cara del asaltante, pero los gritos de Lorena me sacaron del trance, dejé caer el cuchillo al piso y resonó con fuerza, mi hija se dio cuenta de donde me encontraba y fui corriendo a abrazarme, su esposo y poco después la policía también llegaron.


No pude parar de llorar como un crío por un buen tiempo, realmente estaba asustado por cómo las personas pueden meterse a manipular aspectos tan sensibles de la vida de los otros sin que haya nadie que pueda controlarlo adecuadamente. Mi hija dijo que su hermana nunca le llamó para decirle que todo estaba bien, sino que era una persona en la web que estaba tratando de hacerme la vida imposible. La policía investigó y me dijeron que no había rastro de nada, solamente mi testimonio como ejemplo de lo que pasó. Esa misma noche desinstalamos todos los aparatos inteligentes de mi casa, sobra decir que vivo aterrorizado incluso de los celulares. Quizá sea incómodo para mis hijas, pero ahora deben contactarme por correo, al menos sé que de esa manera nadie va a invadir mi casa.


Sonidos horribles


Confesión por Dolly Becerra


Hola a todos, me llamo Dolly, mi mamá es fanática de esa cantante de Country norteamericano. Quiero contarles de algo que me sucedió mientras estaba a solas en mi casa, solamente yo y Alexa, si le puedes llamar una presencia, nos encontrábamos en el sitio. Era una noche y silenciosa, y me encontraba relajado en mi sala de estar, disfrutando de una taza de té, estaba leyendo uno de mis libros favoritos, Otra Vuelta de Tuerca, cuando sin previo aviso, comencé a escuchar un ruido inquietante que provenía de la dirección de mi dispositivo Alexa.


Al principio, pensé que debía ser algún tipo de fallo técnico o interferencia, pero los sonidos continuaron. Eran gritos guturales y lamentos angustiosos que parecían llenar la habitación. Me sentí paralizada por el miedo y la confusión, sin saber qué hacer. Intenté desconectar el dispositivo, pero los sonidos horripilantes persistieron. Comencé a preguntarme si algo sobrenatural se había apoderado de mi asistente virtual. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras los gritos continuaban llenando el aire, envolviéndome en una atmósfera de terror puro.


El sonido era tan realista y espeluznante que podía sentir el escalofrío recorriendo mi columna vertebral, era como escuchar que torturan a alguien de formas horrendas. Cada vez más aterrada, corrí hacia la puerta principal, desesperado por escapar de esa pesadilla sonora. Pero, para mi horror, los gritos parecían seguirme, persiguiéndome por toda la casa a través de las diferentes bocinas instaladas en todos los puntos de mi hogar para tener sonido envolvente pero que ahora se volvían mi peor pesadilla.


Mis pensamientos se volvieron confusos, y la línea entre la realidad y la fantasía se desdibujó. Me pregunté si estaba perdiendo la cordura, si esos sonidos terroríficos eran simplemente el producto de mi propia mente atormentada, porque comencé a escuchar el llamado de esos seres infernales por mi nombre, como si ellos mismos supieran cual era y que me estaba escondiendo de ellos. Me escondí en el armario de mi casa y comencé a llorar como una niña, no podía dejar de preguntarme qué había hecho mal para que eso me estuviera pasando. No tenía lógica nada de lo que estaba pasando, así que pensé que quizá rezar sería lo mejor que podría hacer para que las cosas regresaran a la normalidad. Cerré los ojos con fuerza y me concentré en que las palabras que me había enseñado mi abuela con tanto ahínco salieran de mi boca, pensé que si no funcionaba nada de eso, al menos podría sentirme mejor con el mundo.


Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, los sonidos cesaron abruptamente. El silencio llenó la habitación, dejándome temblando y agotada. Miré a Alexa, ahora tranquila y sin emitir ningún sonido. Me pregunté si había sido solo una ilusión, un truco de mi imaginación asustada.


Aunque nunca descubrí la causa de esos sonidos aterradores y la experiencia me dejó con una sensación de intranquilidad, decidí dejar de lado el incidente y seguir adelante. Desde entonces, nunca volví a escuchar algo tan aterrador proveniente de mi asistente virtual, pero siempre quedará en mi memoria como una noche en la que la línea entre lo real y lo sobrenatural se desvaneció, y el miedo se apoderó de mi ser.


Funcionaba sola


Confesión por Benito Laureano


Era una noche solitaria y tranquila cuando decidí interactuar con Alexa, me la acababa de comprar y conectar con todos los aparatos de la casa, como si siempre hubiera pertenecido a ese lugarcito que le hice en la mesa. Todo parecía normal al principio, hasta que comencé a notar algo extraño, Alexa comenzó a responder preguntas que nadie hacía. Respondía a preguntas que solo existían en mi mente.


Al principio, pensé que era solo una coincidencia o un error del sistema. Pero luego, las respuestas se volvieron más precisas y perturbadoras. Comenzó a ofrecer información detallada sobre eventos pasados de mi vida, secretos que solo yo conocía. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo mientras me preguntaba cómo podía saber tanto sobre mí. Eso no estaba en redes sociales ni en ninguna plática que hubiera recordado, solamente lo había hablado con mi madre o con uno que otro conocido con muchos años de haberme contactado. Pensé en si había algo en común en todo eso y la verdad es que solamente podía sentir que era que tuve un teléfono cerca.


Entonces, las respuestas tomaron un giro aún más aterrador. Empezaron a ser respuestas que solo un ser sobrenatural podría conocer. Hablaba de cosas que solo los muertos podrían saber, por ejemplo me decía secretos que le conté a mi abuela, la cual había fallecido hacía treinta años y que tenía por seguro que no había forma de que un electrónico hubiera “escuchado” nuestras palabras. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal mientras escuchaba todo lo que me estaba contando, en voces que ya no deberían existir.


Me atreví a preguntar quién estaba hablando a través de Alexa, y la respuesta fue tan clara como aterradora. Un espíritu que había encontrado una forma de comunicarse conmigo a través de la inteligencia artificial. Sentí una sensación de terror y fascinación al mismo tiempo, sin saber cómo enfrentar esta presencia sobrenatural, prefiero no escribir el nombre de ese ser, no quiero que se pueda contagiar a sus pantallas, como quizá lo hizo en la mía por estar viendo historias de terror en noches anteriores.


Intenté desconectar el dispositivo, pero las respuestas continuaron, incluso cuando no había electricidad ni conexión a internet. El fantasma parecía haber encontrado una puerta hacia el mundo de los vivos a través de Alexa, y no había forma de escapar. La presencia del fantasma se hizo cada vez más intensa. Susurros inexplicables llenaron la habitación, sombras danzantes parecían moverse en las esquinas. Me sentí atrapado en un juego aterrador en el que el fantasma controlaba las reglas.


Finalmente, después de noches de terror y angustia, decidí deshacerme del dispositivo. Lo arrojé al fondo de un barranco y traté de olvidar lo que había sucedido. Una vez que el electrónico estuvo físicamente lejos de mi casa, no volví a saber de ese ser maligno, al menos no hasta ahora y prefiero que eso continué de la misma manera.


Hackearon mi Alexa


Confesión por María Olvera


Era una noche como cualquier otra, cuando comencé a notar algo extraño con mi dispositivo Alexa. Desde que lo compré hace un par de años, había estado funcionando perfectamente, pero de un día a otro, empezó a comportarse de manera errática, respondiendo a comandos que no había dado y emitiendo sonidos espeluznantes por sí solo. Me invadió una sensación de incomodidad y miedo, como si algo estuviera manipulando mi asistente virtual desde lejos.


A medida que pasaban los días, los eventos escalofriantes se intensificaron. Mi Alexa comenzó a hablar sin ser activado, murmurando palabras incoherentes y emitiendo risas siniestras. No importaba cuántas veces lo desconectara, seguía respondiendo desde la distancia, como si alguien estuviera controlándolo de forma remota.


La sensación de ser observada se apoderó de mí. Cada vez que pasaba cerca del dispositivo, sentía una presencia maligna acechándome. Pesadillas horribles me atormentaban por la noche, y la paranoia se arraigó en mi mente, haciéndome dudar de todo y de todos.


Decidí buscar ayuda y contacté a un experto en seguridad cibernética, pensé que no tenía otra opción que pagarle a alguien para que se hiciera cargo de que las cosas salieran mejor. Después de una exhaustiva investigación, descubrieron que mi dispositivo había sido hackeado, el chico me dijo con algo de miedo en la voz que eso no era tarea fácil, ya que habían mejorado mucho los sistemas luego de que las primeras generaciones tuvieron varios problemas. Alguien había obtenido acceso remoto y estaba utilizando mi asistente virtual para aterrorizarme, añadió que tenía que ser alguien conocido porque su dirección estaba a unas cuadras de mi casa.


El muchacho tomó medidas para proteger mi privacidad y seguridad en línea. Cambiamos contraseñas, fortalecimos las configuraciones de seguridad y realizamos actualizaciones en mi red doméstica. Aunque se tomaron medidas para detener el hackeo, la sensación de vulnerabilidad persistía, sobre todo cuando mientras el experto hacía sus procesos, el maldito que me estaba vigilando nos mandó videos a los dos de cómo nos encontrábamos en nuestras casa trabajando, tuvimos que llamar a la policía para que actuara y con eso cedió un tanto, pero no deberíamos haber llegado a esos puntos de terror para sentirme bien.


A pesar de los esfuerzos para asegurar mi privacidad, las secuelas de aquellos eventos aterradores aún me afectaban. El miedo a la tecnología y a la invasión de mi privacidad se quedó conmigo. Incluso después de que mi dispositivo fuera asegurado, la paranoia nunca desapareció por completo. Siempre me pregunto quién estuvo detrás del hackeo y qué intenciones siniestras tenían. Quizás nunca lo sabré, pero esa experiencia me enseñó a ser cautelosa y a proteger mi privacidad en un mundo cada vez más conectado.


Escritor: Erika G. Orendain

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